Keblinger

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FLOR DEL DESIERTO || DESERT FLOWER

| jueves, 14 de abril de 2011
Lo prometido es deuda y aquí os traigo el relato que os dije sobre la mutilación genital. Se trata de un extracto del libro "flor del desierto" de Waris Dirie.
Este pasaje me lo leyeron en un curso que hice sobre MGF y he de decir que a todos los que estábamos allí presentes (a pesar de haber visto la película, que os aconsejo que la veáis) nos dejó un poco conmocionados. Si os atrevéis a leerlo os aseguro que no os dejará indiferentes.

Waris Dirie es una somalí (nacida en 1965) que fue mutilada a los 5 años y acabo siendo una top model a los 18 años (fue fotografiada para la portada del calendario Pirelli junto a Naomi Campbell en 1987). Se convirtió después en Embajadora Especial de la ONU para la eliminación de la MGF y en 2002 creó su propia fundación:


A parte de "flor del desierto" ha escrito otros libros como "niñas del desierto", en el que investiga sobre la MGF que se realiza en las sociedades occidentales.

Bueno, aqui teneis la historia en la que ella cuenta su propia mutilación:



<<En Somalia se cree que entre las piernas de las chicas existe algo malo, partes del cuerpo con las que nacemos, pero que no son limpias. Estas cosas tienen que extirparse, de modo que les cortan el clítoris, los labios internos y gran parte de los labios externos de la vulva, luego cosen la herida y dejan una cicatriz donde antes estaba el órgano genital. Sin embargo, los detalles del ritual son un misterio, algo que nunca se explica a las chicas. Sólo saben que, llegado el momento, algo especial les sucederá.

En consecuencia, todas las chicas somalíes aguardan expectantes la ceremonia que las transformará de niñas en mujeres. En un principio, el procedimiento se llevaba a cabo cuando llegaban a la pubertad, y el ritual tenía significado, pues la chica se volvía fértil y capaz de tener hijos. No obstante, cada vez son más pequeñas las niñas a las que se les practica la circuncisión femenina, en parte debido a la presión que ejercen las propias niñas, pues ansían este «momento especial» tanto como las niñas occidentales ansían sus cumpleaños o la llegada de Papá Noel en Navidad.

..Mi madre y su amiga llevaron a Amam a la mujer que practicaría la ablación…La gitana acudió. En nuestra comunidad se la considera muy importante, no sólo porque posee conocimientos especializados, sino también porque gana mucho dinero con las ablaciones. El pago por este procedimiento supone uno de los mayores gastos de una familia, aunque se ve como una buena inversión, pues sin él las niñas no pueden entrar en el mercado matrimonial. Con los genitales intactos, son indignas, zorras inmundas que ningún hombre se rebajaría a tomar por esposa.

…La noche antes de mi ablación, mi madre me dijo que no bebiera demasiada agua o leche, para que no tuviera que hacer mucho pis. No sabía lo que quería decir ni se lo pregunté, y me limité a asentir con la cabeza… Aquella noche, la familia me mimó más y me dio más de cenar que de costumbre. Ésa era la tradición que había observado a lo largo de los años y que me hacía sentir celos de mis hermanas mayores.

Aquella noche, excitada, permanecí despierta. De pronto, mi madre se encontraba de pie a mi lado. El cielo estaba oscuro todavía; era aquel momento antes del amanecer cuando el negro se ha aclarado imperceptiblemente, convirtiéndose en gris. Me indicó que guardara silencio y me tomó de la mano. Cogí mi corta manta y, todavía medio dormida, la seguí, tambaleante. Ahora sé por qué llevan a las niñas tan temprano por la mañana: quieren aislarlas antes de que los demás despierten, para que nadie las oiga gritar. Pero en aquel momento, aunque algo confundida, obedecí. Nos alejamos de nuestra choza, hacia los arbustos.

… Luego, sin que la viera llegar, la gitana se encontró justo a mi lado. – Siéntate allí. – Señaló una piedra plana. No hubo saludos ni conversación. Ningún «¿cómo estás?», ni «lo que va a ocurrir hoy será muy doloroso, pero tienes que seruna chica valiente». No. La Asesina fue directamente al grano.

Mamá cogió un trozo de raíz de un viejo árbol y me instaló sobre la roca; se sentó detrás de mí y puso mi cabeza sobre su pecho; sus piernas me rodearon y yo le rodeé los muslos con los brazos. Mi madre me puso la raíz entre los dientes. –Muérdela–. –Sabes que no puedo sostenerte–. Estoy sola, así que trata de ser una buena chica, nena. Sé valiente para tu mamá, y será rápido.

Miré entre mis piernas y vi que la gitana se estaba preparando. Era como cualquier otra mujer somalí excepto que no había sonrisa en su cara. Me miró con expresión severa, con ojos como muertos, y entonces rebuscó en una vieja bolsa de viaje. Clavé la mirada en ella, porque quería saber con qué iba a cortarme. Esperaba un largo cuchillo, pero lo que sacó de la bolsa fue una diminuta bolsa de algodón. Introdujo sus largos dedos en ella y extrajo una cuchilla de navaja, rota. La hizo girar y la examinó. El sol acababa de salir y la luz permitía distinguir los colores, pero no los detalles; sin embargo, noté sangre seca en su filo desigual. La gitana escupió en ella y se la secó en el vestido. Mientras ella la limpiaba, mi mundo se oscureció, pues mi madre me había vendado los ojos con un pañuelo.

Lo siguiente que percibí fue cómo me cortaban la carne, los genitales. Sentí la hoja embotada atravesar mi piel, de arriba abajo, serrándola. Sinceramente, cuando pienso en ello, me cuesta creer que me ocurrió a mí. Tengo la sensación de estar hablando de otra persona. No existen palabras para describir lo que se siente. Es como si alguien te rebanara el muslo o te cortara el brazo, sólo que lo están haciendo en la parte más sensible de tu cuerpo... Permanecí sentada, como hecha de piedra, diciéndome que cuanto más me moviera, tanto más duraría la tortura. Por desgracia, mis piernas empezaron a estremecerse, a temblar sin control, y recé, Dios, por favor, que acabe pronto. Y así fue, porque me desmayé.

Cuando volví en mí creí que habíamos terminado, pero apenas había empezado lo peor. Me habían quitado la venda y a su lado la Asesina había apilado un montón de espinas de acacia; las usó para perforarme la piel y luego pasó un fuerte hilo blanco por los agujeros y me cosió. Mis piernas estaban totalmente entumecidas, pero el dolor entre ellas era tan intenso que deseé morir.

Mi recuerdo acaba en ese instante... hasta que abrí los ojos y la mujer se había ido. Me habían cambiado de lugar y ahora me encontraba tumbada en el suelo, cerca de la piedra. Me habían atado las piernas desde los tobillos hasta las caderas con trozos de tela, de modo que no podía moverme. Busqué a mi madre, pero ella también se había marchado. Volví la cabeza hacia la piedra: estaba empapada de sangre, como si en ella hubiesen matado a un animal. Había trozos de mi carne, de mi sexo, encima de la piedra, secándose bajo el sol, sin que nada ni nadie los tocara.

Permanecí así hasta que mi madre y mi hermana regresaron. Siguiendo la tradición prepararon una pequeña choza especial debajo de un árbol, en la cual descansaría y me
recuperaría durante las siguientes semanas.

…Creí que el tormento había acabado, hasta que tuve que orinar, y entonces entendí el consejo de mi madre de que no bebiera demasiada agua o leche. Mamá me había advertido que no debía caminar, para no rasgarme, porque si la herida se abre, tienen que volver a coserla La primera gota me escoció como si un ácido me estuviese corroyendo la piel. Después de que me cosiera la gitana, la orina y la sangre de la menstruación sólo podían salir por un minúsculo agujero del diámetro de una cerilla. 
Mientras permanecía en mi choza y los días transcurrían, interminables, se me infectaron los genitales y tuve mucha fiebre. Mi herida se infectó tanto que no pude orinar durante cierto tiempo.

Mamá me llevó comida y agua durante dos semanas; aparte de esto, permanecía sola, tumbada, con las piernas atadas todavía. Febril, aburrida y apática, sólo podía preguntarme por qué. ¿Qué fin tenía la ablación? A aquella edad no entendía nada sobre sexo, sólo sabía que me habían mutilado con permiso de mi madre y no entendía la razón.

…Mantuvieron mis piernas atadas durante más de un mes. Cuando me quitaron las ataduras pude mirarme por primera vez. Descubrí un trozo de piel totalmente lisa, excepto por una cicatriz en medio, como una cremallera, y esa cremallera estaba definitivamente cerrada. Mis genitales se hallaban sellados, como un muro de piedra que ningún hombre podría penetrar hasta la noche de mi boda, cuando mi marido me rajaría con un cuchillo o me penetraría a la fuerza.

…Aunque sufrí como resultado de la ablación, tuve suerte. Podría haberme ido mucho peor, como les ocurría a menudo a otras chicas. En nuestro recorrido por Somalia conocíamos a otras familias y yo jugaba con sus hijas. Cuando los visitábamos de nuevo, las chicas habían desaparecido. Nadie decía la verdad acerca de su ausencia y ni siquiera las mencionaban. Morían como resultado de la mutilación: desangradas, por la conmoción, por una infección o por el tétanos.

No es de sorprender, dadas las condiciones en que se lleva a cabo.

Lo que sorprende es que cualquiera de nosotras sobreviviera.>>

4 comentarios:

{ Carolina Rivas Barrera } at: 14 de abril de 2011, 2:20:00 GMT+7 dijo...

A quienes le interese en tema en facebook existe el grupo "desert flower foundation" en que aportan muchísima información, pero para mi gusto es quizás demasiada y a veces se crean conflictos absurdos entre MGF y circuncisión masculina...pero también existe el grupo "waris dirie foundation" en el que actualizan información como cambios de leyes, y quizás aquí no se haga tan pesada

{ Unknown } at: 23 de abril de 2011, 2:38:00 GMT+7 dijo...

estremecedor, cierto que todos conocemos que es la MGF, pero como es algo que no vivimos en nuestro entorno pues lo que hacemos es mirar para otro lado, pero digo yo, cómo podemos ayudar desde aquí? cómo podemos cambiar una tradición tan arraigada? Esta claro que los médicos de familia, servicios sociales, centros de inmigración hacen una labor importante en este aspecto porque son conocedores de esta práctica y conocen los países de origen de los padres y su posible práctica aquí o cuando viajen a sus países.

{ Carolina Rivas Barrera } at: 28 de abril de 2011, 2:44:00 GMT+7 dijo...

La cuestión es que como tú dices los médicos de familia, servicios sociales etc DEBERIAN hacer una labor de prevención, pero eso aún no está tan establecido porque incluso muchos de mis colegas (ginecólogos o pediatras) no sabrían reconocer correctamente una MFG. Queda muchísimo por hacer!!

Anónimo at: 27 de mayo de 2011, 23:39:00 GMT+7 dijo...

la importancia de que eso podria estar en su nacion debido a x cultura causa conmocion por que la mujer no es un objeto mas del hombre ... no es simplemente que el hombre se satisfaga sexualmente y la mujer motive su excitacion pero ella dejada entonces simplenete para procrear....esto va encontra de la dignidad humana y nosotros como seres humanos no podemos dejar o permitir d algun modo que la cultura este por encima de la dignidad humana.... ha empezado una REVOLUCION CULTURAL contra esta serie de atrocidades que se presentan en muchas culturas.

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