Recuerdo a Suzanne. Recuerdo todo lo que pasamos mi compañera de fatigas Eva y yo para conseguir que nos enviaran desde el España el tratamiento que ella necesitaba.
Una mujer desamparada con estudios universitarios, no tan diferente a nosotras. Y recuerdo tener que hacer malabares cuando por fin lo conseguimos, dentro de una ambulacia con las ventanas tapadas, con la luz de un frontal y sin disponer del mínimo material necesario. Un simple procedimiento que no tardo en realizar más de 3 minutos en mi lugar de trabajo.
Me alegro de que Suzanne no esté aquí, de que ya no duerma en una tienda de campaña o en un contenedor. Ella y su familia fueron de los afortunados que consiguieron salir de este infierno, aunque estoy segura de que preferirían estar en su casa, en su ciudad.
Aunque ella ya no está sí quedan otras miles de personas atrapadas en campos como el de Moria. Pero aquí no debería quedar nadie, y yo debería estar pasando mis vacaciones en una isla griega como ésta, pero tomando el sol y con los pies en remojo en vez de repartiendo cuidados básicos
Repito experiencia con Rowing Together, dos años y medio después, en un nuevo proyecto de atención ginecológica llamado Suzanne. También repito compañero, mi querido amigo Jorge James, así que al menos tengo la seguridad de que por duro que esto sea pasaré por ello en la mejor compañía.
Desafortunadamente tenemos que seguir remando.
1 comentarios:
mucho animo a todos sois imprescindibles por degracia, afortunadamente os tienen a vosotro/as aunque lo ideal seria como tu dices wue no hubiese esa necesidad, mucha fuerza y animos a todo/as
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